Una vez escribí sobre un día que Diana y yo fuimos a comprar ropa. ¿Lo recuerdas?
Te refresco. Una tienda de ropa. 50 clientes ansiosos por ser atendidos. 2 amables señoritas para atendernos a todos.
Conozco un poco el retail. Y bastante el mundo de las empresas. Todo funciona igual, sea el sector que sea. Quizá sea un tema cultural.
La tienda a la que fui tiene 2 personas atendiendo. Da igual cuánta gente vaya. 2 personas. Aunque sepan qué días es más probable que haya más afluencia. Eso justo les pasó el día anterior.
¿Por qué?
Pues porque importa más controlar el coste que prestar un buen servicio.
Ojo, no tienes que ser una tienda de lujo para prestar un buen servicio. Simplemente tiene que importarte lo suficiente.
Una cosa es que digas “Éste es el servicio que quiero prestar”, y que organices tus recursos para prestarlo.
Otra distinta es “Voy a tener los recursos mínimos. Lo importante es reducir el gasto”.
Pero hay una tercera opción.
La tercera opción es la del equilibrio entre lo que gastas y lo que ingresas.
Hay un momento en que meter más personal mejora el servicio.
Un mejor servicio se traduce en más ventas.
Más ventas en más ingresos.
Pero no todo escala linealmente.
Habrá un momento en que más personal implicará gastar más de los ingresos extra que consigues.
Ahí te has pasado.
Hay veces que más significa más.
Otras en las que más significa menos.
Lo que casi siempre se cumple es que MENOS SIGNIFICA MENOS. Casi siempre.